Una red informática consiste en un conjunto de ordenadores conectados entre sí. Los ordenadores de la red pueden comunicarse entre sí y compartir información. Las ventajas de una red se basan fundamentalmente en el hecho que los ordenadores pueden compartir sus recursos.
Para formar una red es necesario conectar físicamente los ordenadores entre sí por medio de cables adecuados. La conexión se realiza a través de un puerto específico que se comunica con la tarjeta de red instalada sobre la placa madre. La tarjeta de red constituye el hardware necesario para que pueda tener lugar la comunicación entre los ordenadores. También es indispensable que los ordenadores de la red dispongan de un software concreto que permita la transferencia de información entre ellos.
Además de los ordenadores, también se podrán instalar en la red otros recursos físicos, tales como: impresoras, escáneres, fax, unidades de almacenamiento, cámaras digitales, lápiz óptico, filmadoras, etc. Todos estos elementos se pueden conectar bajo determinadas configuraciones o topologías. Las configuraciones más usuales son la configuración en estrella, en anillo y en bus (lineal). Parámetros como la distancia entre los puestos de trabajo o el coste de infraestructura influyen a la hora de elegir una configuración.
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